“Pero Jesús le respondió: Deja ahora, porque así conviene que cumplamos toda justicia” (Mt. 3:15)
El deseo del corazón de Dios es una familia unida. ¿La razón? Porque un reino dividido contra sí mismo es asolado (Lc. 11:17). Y, Satanás procura dividir el matrimonio y así divide la familia. Esta es la razón por la que tanto estamos insistiendo en el tema de la familia durante este año: porque una familia que ora, adora y sirve unida, seguramente permanecerá unida.
Cuando venimos a adorar juntos como familia al TEMPLO, es necesario tener un corazón que adora en espíritu y verdad (Jn. 4:23) y que también guarda los mandamientos y ordenanzas del Señor. Y, de esto queremos hablar hoy a la familia: guardar y practicar juntos, en familia, las ordenanzas del Señor.
La iglesia cristiana celebra dos ordenanzas: el BAUTISMO y la CENA DEL SEÑOR (Mt. 28: 19-20; 26:26-29). El bautismo en agua es un acto público hecho una sola vez en la vida; se realiza luego de arrepentirse y tomar la decisión de recibir a Cristo como Señor y Salvador (Hch. 2:38). Y, la Cena del Señor se celebra muchas veces a lo largo de la vida del creyente (1 Co. 11:23-26). En nuestra iglesia lo hacemos una vez al mes y siempre en “memoria del Señor.
Ahora bien, como padres, debemos obedecer en esto con toda solemnidad; pero, nuestros hijos necesitan aprenderlo y obedecerlo por ellos mismos con todo su corazón. De allí nuestro tema de hoy: LA FAMILIA Y LAS ORDENANZAS. Pues, esto también es un tema de familia y que influye y afecta a la familia. El Apóstol dice que produce “adormecimiento espiritual” que afecta (1 Co. 11:30-32).
En relación con la Cena del Señor, el ejemplo de Jesús debería ser digno de imitar por nosotros. Sus padres lo circuncidaron y lo presentaron en el templo conforme a lo establecido en la Ley (Lc. 2:21-24); en familia aprendió a subir a Jerusalén para adorar y presentar sacrificios en el Templo durante la Pascua Judía (Lc. 2:41-52).
Así que, en el seno de su familia, Jesús aprendió a tener sensibilidad para obedecer y servir a Dios. Por eso, llegado el momento, fue a Juan el Bautista que bautizaba en el Jordán para ser bautizado. Y, como Juan no quería dijo: “conviene que cumplamos toda justicia (Mt.3:15). Por el mismo principio de adoración en familia celebró la Pascua e instituyó la segunda ordenanza, la Cena del Señor (Mt. 26:17-29). ¡Celebremos las ordenanzas en familia!
Pastor José A. Martínez
