Continuamos con nuestro tema anual: la FAMILIA, Así que, estamos examinado a la luz de la Biblia, la contribución de cada uno de sus miembros al buen funcionamiento de la misma.
Aquí nos conviene tener presente un concepto básico de la familia: “uno para todos y todos para uno”. En el sentido bíblico esto es un “cuerpo” y, lo que ocurre a uno afecta a todo el cuerpo, sea para bien o para mal.
Esto implica que, la forma de pensar o de actuar en el hogar, afecta a todos los miembros de una familia, sea para bien o para mal. Cuando los jóvenes deciden bien, tienen metas claras de lo que quieren hacer en la vida y se esfuerzan en alcanzarlas, los padres nos gozamos, la iglesia es fortalecida y, ellos mismos van por un camino seguro.
Hoy queremos hablar a los jóvenes sobre LAS METAS PARA LA VIDA, para que “todo lo que hagamos, sea de palabra o de hecho sea para la gloria de Dios”. Al hacerlo quiero tener en mente las palabras del autor de Proverbios: “Porque yo también fui hijo… él me enseñaba y me decía: Retenga tu corazón mis razones; guarda mis mandamientos y vivirás. Adquiere sabiduría, adquiere inteligencia; No te olvides ni te apartes de las razones de mi boca; no las dejes, y ella te guardará; amala y te conservará” (Prov. 4:3-5).
Así que, quiero que hoy me escuchen con mucha atención y con un corazón dócil y dispuesto. El que no tiene metas, no sabe a dónde va, ni cuándo llegará. Así es muy fácil extraviarse en el camino de la vida. Y, eso no es lo que Dios quiere para cada uno de nuestros jóvenes.
Las metas correctas para la vida de un joven cristiano ¡toma en cuenta a Dios! Y Dios dice: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas: Este es el principal mandamiento, Y el segundo es semejante; Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Mr. 12:30,31). Veamos hoy estas metas, cómo organizarlas en nuestra vida y el orden de prioridad en las mismas. Así que… ¡ESCUCHEMOS para que sigamos irradiando!
Pastor José A. Martínez
